El flamenco es una de las representaciones artísticas más apasionadas e interesantes que existen, una combinación perfecta entre música y baile en la que la primera constituye el espíritu único de esta manifestación folclórica. Cuando profundizamos en el estudio del flamenco encontramos distintas vertientes, conocidas como palos, cada uno con sus propias características en cuanto a sonido y baile. En este post profundizamos en ellas.
¿Cómo distinguir los palos del flamenco?
La primera distinción entre los palos del flamenco se refiere a la métrica, ya que podemos distinguir entre palos de métrica fija y palos de métrica libre: mientras que los más populares permanecen en su forma clásica, existen palos más flexibles a la creación y la innovación. En este sentido, podemos comparar el flamenco con la poesía, en la que también encontramos métricas fijas y versos libres.
¿Cuántos tipos de palos de flamenco existen?
Podemos identificar más de 50 palos distintos en el flamenco, aunque puesto que la improvisación y el arte de cada cantaor es parte fundamental de este arte, podríamos afirmar que existen tantos palos como artistas que aportan su toque personal a las canciones hay.
Aunque para un profano puede resultar complicado, la clave para diferenciar los palos entre sí es fijarse en el compás, que puede ser de 2, 3, 4, o 12 tiempos, así como en el acento o golpe musical, gracias al que podemos distinguir entre palos que comparten un mismo compás.
Los palos de compás binario, de 2 o 4 tiempos, son los tantos, la rumba y los tientos. Por su parte, los fandangos y las sevillanas tienen un compás de 3 tiempos, mientras que las alegrías, las soleás y las bulerías se basan en un compás de 12 tiempos.
Los 7 palos de flamenco más conocidos
No todos los palos del flamenco son igual de conocidos: a continuación, te enseñamos cómo reconocer los 7 más habituales.
Sevillanas
Sin duda, el palo flamenco más conocido a lo largo y ancho del mundo, se baila sin excepción en todas las ferias que se celebran en Andalucía, especialmente en su tierra de origen, Sevilla. Se trata de un palo de métrica fija basado en un compás de 3 tiempos, de los cuales el primero es fuerte y los dos siguientes son flojos, pensado para bailar en pareja.
Bulerías
Sin duda, el palo más alegre del flamenco, presente en cualquier juerga por su compás fiestero y su rápido ritmo basado en un compás redoblado y a contratiempo. Habitualmente, es el palo que cierra cualquier fiesta, incitando al bailaor a mostrar su arte en el centro del semicírculo en el que el resto de integrantes le jalean.
Soleás
Aunque comparte el compás de 12 tiempos con las alegrías y las bulerías, el estilo de la soleá es mucho más lento y pausado, lo que se presta a que una bailaora solista se luzca con movimientos expresivos y muy sensuales, pero serios, acorde a la solemnidad de las letras que acompañan a este palo.
Alegrías
De ritmo mucho más rápido que la soleá, con la que comparte compás, se trata, sin embargo, de un palo mucho más alegre y dinámico, procedente de las cantiñas de Cádiz. Se considera que el máximo exponente de las alegrías fue Ignacio Espeleta, quien generalizó la introducción “tiriti tran tran tran…” que precede habitualmente a este palo.
Seguiriyas
Se considera el palo más solemne y ceremonioso, amén de uno de los más complicados de interpretar, ya que carece de todo artificio, otorgando protagonismo al sentimiento por encima de la estructura, aunque habitualmente se compone de 4 versos en los que el primero, segundo y cuarto son de seis sílabas, mientras que el tercero es de once sílabas.
Fandangos
Se trata de uno de los palos más arcaicos y es una mezcla de cantes tradicionales de diversas procedencias, entre las que destacan la árabe y la lusa; de hecho, su compás recuerda un poco al fado portugués y existen diversos tipos de fandangos en culturas y países de todo el mundo.
Tangos
Basados en un compás de 4 tiempos y de aire alegre y festero, los tangos pueden ejecutarse en cualquier tonalidad, admite distintos tipos de estrofa (aunque la más común es la de 4 versos de ocho sílabas) y constituyen la finalización de diversos tipos de baile, como taranto, farruca, tientos o mariana.