Una de las prendas que más llaman la atención dentro del traje de flamenca es, sin duda, el mantón: los colores, los bordados, los flecos, esa caída que adorna el baile… En este post nos adentramos un poco más en las características del mantón de manila.
Origen del mantón Flamenco de manila
Aunque su nombre hace referencia a las colonias españolas (Manila era la capital de Filipinas), el origen del mantón está en China: llegó hasta nuestro país en el S.XVIII a través de las rutas coloniales que venían de Oriente, lo que se desprende de los motivos orientales bordados a mano sobre los antiguos mantones de seda.
Si bien al principio se utilizaba solo como prenda de abrigo, rápidamente se convirtió en un complemento necesario no solo del traje de flamenca, sino de otras vestimentas tradicionales, como el traje de chulapa madrileño.
La leyenda de las cigarreras
Existen varias leyendas acerca del origen del mantón de manila, aunque la más extendida es la leyenda de las cigarreras de Sevilla. En ella se explica que la tela de seda del mantón no era más que la protección con la que se envolvían los fardos de tabaco procedentes de América y con la que se protegía de la humedad el contenido durante el viaje. Según esta leyenda, las cigarreras se quedaban con las telas y las bordaban, utilizándolas para cubrirse los hombros a modo de mantoncillos.
Simbología del mantón de manila
Como ya hemos explicado, el mantón flamenco se remonta a China y en sus bordados, antiguamente de inspiración oriental y, en la actualidad, de variadas temáticas entre las que destaca la floral, se esconde todo un lenguaje oculto a disposición de quien quiera conocerlo.
- Fauna: ave fénix, pavo real y mariposas son las tres especies que destacan sobre el resto en los bordados del mantón de manila clásico, aunque es posible ver todo tipo de animales. La resiliencia, la alegría y la transformación, respectivamente, son los significados que podemos otorgar a cada una de ellas.
- Flora: el origen oriental del mantón se puede ver claramente en la profusión de flores de loto bordadas que se pueden encontrar en los mantones de todo el mundo. En España, además, es muy común encontrar rosas, relacionadas con la Pasión de Cristo, pero también lirios, romero y margaritas.
- Árboles, hojas y frutos: Hojas de pino y parra, junto con piñas y uvas, son dos símbolos muy habituales; el primero hace referencia al conocimiento, mientras que el segundo se relaciona con la prosperidad y la abundancia.
- Figuras humanas: de nuevo observamos la influencia de la cultura oriental, con representaciones bordadas, no solo de la familia imperial china y las divinidades de esta cultura, sino escenas cotidianas de esta sociedad. Por la belleza y el colorido de sus bordados, estas escenas perduran incluso en los mantones modernos.
¿Quiénes utilizan el mantón de manila?
Aunque se ha convertido en un complemento de moda capaz de realzar cualquier look (incluso la reina Letizia lo ha lucido en más de una ocasión), el mantón de manila es un complemento utilizado, principalmente por las bailaoras flamencas, aunque en ocasiones lo portan también las cantaoras.
En el flamenco, el mantón (bien utilizado) es complemento indispensable del baile, una prolongación del movimiento de la bailaora experta, que maneja el mantón como una pieza más de su propio cuerpo, otorgándole movimiento y vistosidad al compás de la música.
Por supuesto, el ritmo varía en función del palo que se está interpretando, pero los movimientos son similares: pegado a los brazos, acompañando el braceo de la bailaora; agitado por delante o por detrás del cuerpo; imitando el movimiento de un capote de toros o, incluso, agitado de forma circular pendiente de una sola mano.
Eso sí, para lograr la armonía es necesario que la bailaora tenga experiencia y domine la técnica necesaria: sólo así podrá convertir el mantón en una parte de su cuerpo y otorgarle la misma gracia con la que mueve este durante el baile.
El uso del mantón de manila Flamenco en el baile
Aunque son más comunes en el mundo del flamenco, como ya hemos explicado el uso del mantón se ha generalizado en muchos otro ámbitos y no solo como complemento de moda: la zarzuela o el cabaret son dos estilos musicales alejados del flamenco, pero en los que también es posible encontrar mantones que alegren y adornen los movimientos del cuerpo de baile.
Para asegurar su vistosidad, caída y movimiento, el mantón utilizado para el baile debe cumplir una serie de condiciones:
- Confeccionado en seda natural y bordado de forma artesanal: no hay dos exactamente iguales.
- Mide unos 145 centímetros y tiene unos 21 cm de enrejado y unos 30 de fleco. En cualquier caso, doblado en diagonal debe cubrir la espalda y alcanzar la punta de los dedos de la bailaora, con los brazos extendidos de forma perpendicular al cuerpo.
- Debe pesar lo suficiente para que tenga cuerpo y no se arrugue durante el baile: es posible encontrar mantones de hasta dos kilos de peso.
Además, en el caso de los mantones de baile, es prudente elegir uno u otro en función del palo en el que se va a utilizar, siendo recomendables los más ligeros para las sevillanas o las bulerías, que exigen más rapidez y dinamismo, o colores muy llamativos para las rumbas, un baile más sensual. En cuanto a los colores, los más utilizados son rojo, marfil, negro o blanco.
¿Cómo llegó el mantoncillo a ser algo fundamental en el flamenco?
Si bien al principio se trataba de una prenda de abrigo, poco a poco el uso del mantón se fue generalizando entre las damas de la época, tanto entre las clases altas como entre los estratos más populares.
Referentes en el mundo del flamenco, como Pastora Imperio, La Macarrona o Matilde Coral fueron las grandes impulsoras de la popularización de esta prenda dentro del baile, a través de su uso en la escuela sevillana.
¿Cómo elegir un mantón Flamenco?
No solo depende del baile en el que lo vayas a utilizar, sino de tu complexión física, tu altura y el vestido con el que lo vas a combinar. Recuerda que el mantón debe cubrirte la espalda por completo y alcanzar las puntas de tus dedos con los brazos estirados en cruz. Además, a la hora de elegir el mantón más adecuado para ti, ten en cuenta lo siguiente:
- Bordado: los bordados más bonitos son aquellos realizados con los hilos muy juntos y que ocupan gran parte del mantón. Sin embargo, requieren de mucho más trabajo, por lo que suelen incrementar notablemente el precio de la prenda.
- Dibujos: puedes encargar un mantón exclusivo, completamente diseñado y personalizado para ti, pero ten en cuenta que la complejidad de los dibujos también puede incrementar su precio final.
- Gramaje de la seda: si lo vas a utilizar de forma puntual, puedes escoger un material más fino; para uso continuado, especialmente en el caso de bailaoras profesionales, se requiere una seda más gruesa, con más cuerpo, consistencia y durabilidad.
- Enrejado y flecos: cuando se realizan de forma artesanal en seda natural, otorgan al mantón una vistosidad mayor, especialmente a la hora de bailar.
¿Cómo colocar el mantón de manila de forma correcta?
No existe una única forma correcta de colocar el mantón: lo importante es llevarlo con gracia y seguridad para conseguir ese punto de elegancia que mejorará cualquier outfit. Estas son las cinco formas más comunes de colocar el mantón:
- Cruzado sobre el pecho: colocado en forma de pico sobre la espalda y cruzado por delante, llevando las dos puntas de nuevo hacia la espalda y sujeto con un broche. También puedes colocarlo exactamente a la inversa para darle un toque de modernidad.
- Tipo chal: tanto en cuadro como en pico, ligeramente caído sobre los hombros, aporta un toque elegante y sensual a cualquier vestido. ¿Quieres lucir aún más los flecos? lleva uno de los picos hacia el hombro.
- Macarrona: tal y como aparece en las pinturas de Julio Romero de Torres, solo debes colocarlo en pico sobre el pecho, cruzarlo a la espalda y llevar las puntas a los hombros, sujetándolas allí con un par de broches o, incluso, con un par de puntadas invisibles.
- Vestido: un mantón grande colocado en forma de pico sobre la espalda y con las puntas cruzadas sobre cada hombro, sin recoger, con un vestido negro liso por debajo será un look ideal de lo más original.
¿Cómo conservar correctamente un mantón de manila?
Un mantón de manila de calidad bien conservado es una prenda que pasa de generación en generación, convirtiéndose en un legado familiar. Para ello, debes cuidarlo y conservarlo de la mejor manera posible:
- Nunca cuelgues el mantón en una percha: el peso de los bordados y el enrejado acabará por desgastar la seda, que podría rajarse.
- Tampoco es recomendable guardarlos doblados en un cajón, ya que pueden generarse arrugas muy complicadas de eliminar.
- La mejor forma de guardar un mantón de manila es envuelto en papel de seda color blanco y envuelto en un tubo de cartón, para evitar las temidas arrugas.
- Procura que el mantón se encuentre en un lugar con una temperatura estable de entre 20 y 25 grados.
- Intenta sacarlo y airearlo al menos dos veces al año, para que la seda “respire”.
Si cuando vayas a utilizar el mantón encuentras que se ha arrugado, déjalo un par de días estirado sobre un superficie plana: el peso de los flecos y los bordados hará que recupere su forma sin dañar el tejido.
El mantón de Manila en el arte
No solo encontramos mantones de manila en la obra de Julio Romero de Torres: innumerables pintores han inmortalizado esta prenda, de uso común entre las damas tanto de clases adineradas como menos pudientes durante los siglos XVIII y XIX.
Así, encontramos referencias a esta prenda en la obra de innumerables pintores, como Joaquín Sorolla (Sevilla: el baile), Ignacio Zuloaga (Bailarina), Hermenegildo Anglasa Camarasa (Granadina) o Manuel Cabral Bejarano (En la romería de Torrijos), entre otros.
Influencia del mantón de manila en la moda
Aunque siempre ha estado presente en la moda flamenca y en looks más elegantes, como los de novia o invitada, desde hace unos años el mantón de manila ha dado el salto al street style, como se ha visto en diseños de Dolce & Gabanna, Johanna Ortiz, Carolina Herrera o Lorenzo Caprile.
Los dos últimos diseñadores han firmado vestidos para la reina Letizia, firme defensora del estilo basado en el mantón de manila, tanto en vestidos como en faldas bordadas.