Si hay una persona sobre la que recae la magia y el duende en un espectáculo flamenco, esa es la bailaora, la responsable de embrujar al público con sus movimientos y de transmitir el sentimiento y la pasión de la música con su cuerpo. En el post de hoy conoceremos un poco más a las bailaoras flamencas más famosas de la historia.
¿Qué es una bailaora flamenca?
Como ya hemos dicho, la bailaora es la protagonista absoluta del espectáculo flamenco, capaz de transmitir con su cuerpo la pasión y el significado de la música a los espectadores. Aunque el baile flamenco, como todo, se puede aprender, para ser una bailaora de raza es necesario contar con esa característica especial que todos quieren y nadie sabe muy bien cómo definir: el duende flamenco, la magia sobre el escenario.
¿Cuáles son las bailaoras de flamenco más famosas?
A lo largo de la historia, un puñado de mujeres han sobresalido por encima de las demás en los escenarios flamencos: por su fuerza, su garra, su pasión y su sentimiento. Estas son las bailaoras flamencas más conocidas y reconocidas.
La Niña de los Peines
Nacida como Pastora Pavón Cruz en Sevilla en 1890, la Niña de los Peines desarrolló una extensa carrera como cantaora y bailaora en la que tocó todo tipo de palos, desde la petenera o la bambera (de creación propia) hasta, por supuesto, la bulería.
Actuó por primera vez con 8 años en la Feria de Sevilla, sustituyendo a uno de sus hermanos, y ya no paró hasta su última gira, “España y su cantaora”, en 1949. Falleció en 1969 en Sevilla poco después que su marido, el cantaor Pepe Pinto, con quien compartió carrera profesional desde su boda, en los años 30.
La Argentinita
Encarnación López Júlvez, nacida en Buenos Aires en 1898, fue la fundadora de la Compañía de Bailes Españoles, con la que creó espectáculos como Las Calles de Cádiz o El amor brujo. Musa de la Generación del 27 y amiga de artistas de la talla de Federico Garcia Lorca, tuvo que exiliarse en América cuando comenzó la Guerra Civil Española, donde continuó triunfando con sus espectáculos flamencos, que encantaban al público estadounidense. Falleció en Nueva York en 1945.
Juana la Macarrona
Nacida en Jerez de la Frontera en 1870, Juana Vargas de las Heras triunfó en los cafés cantantes de la época y realizó giras por toda España y por el extranjero, conquistando a públicos tan dispares como el de Berlín, París o Moscú. Incluso se dice que el mismísimo Shah de Persia fue seducido por sus movimientos raciales sobre el escenario.
Participó en la Exposición Universal de Barcelona de 1929 como artista destacada y formó parte de la compañía de La Argentinita.
La Perla de Cadiz
Antonia Gilabert Vargas, nacida en Cádiz en 1924, viajó pronto a Madrid tras comenzar su carrera en su ciudad natal. En la capital de España mostró su arte en tablaos como El Guajiro, Los Gallos y Los Canasteros, destacando especialmente en los palos gaditanos, como las alegrías, las bulerías, los tientos o los soleares.
Fue reconocida con multitud de premios, autora de varios discos y dueña de un tablao en Valdelagrana antes de fallecer en Cádiz en 1975, con 51 años.
La Tomata
De la cordobesa Ana Carrillo Mendoza, nacida en 1942, se dice que era la única bailaora a la que iba a recibir la banda de música de Madrid cuando llegaba a la estación de Atocha y su arte en el baile la llevó a ser comparada incluso con Lola Flores.
En 1964, y tras pasear su arte por los tablaos de toda Córdoba, participó en la película Los duendes de Andalucía y se trasladó a Madrid, donde mostró su arte en diversos tablaos. tras enviudar, se retiró de los escenarios y pasó en la intimidad los últimos años de su vida, hasta 2007, cuando falleció en su Córdoba natal.
Pastora Imperio
Pastora Rojas Monje, nacida en Sevilla en 1885, es la creadora del estilo de baile conocido como Escuela Sevillana, que cede el protagonismo a elementos de gran plasticidad, como la bata de cola o el mantón de manila. Manuel de Falla creó para ella El amor brujo, estrenada en 1915.
Paseó su arte por todo Europa y Latinoamérica, antes de regresar a Madrid, donde pasó su madurez regentando varios tablaos de gran éxito y donde falleció en 1979 a la edad de 94 años.
Merced la Serneta
Conocida por su arte en el baile tanto como por su excelencia en el cante, Mercedes Fernández Vargas, nacida en Jerez de la Frontera en 1840, es autora de 7 estilos diferentes de cante por soleá. Fue profesora de cante y guitarra en Madrid y triunfó en los cafés cantantes de la capital, así como en Sevilla y su Jerez natal. Falleció en Utrera en 1912.
Carmen Amaya
Seguramente la bailaora flamenca más internacional, Carmen Amaya Amaya, nacida en Barcelona en 1918, fue conocida en el mundo entero por la fuerza, la sensualidad y la expresión racial de su baile, pero también por ser pionera en el uso del pantalón sobre el escenario.
Triunfó en París en 1929, en la Exposición Universal de Barcelona en 1930 y en Madrid hasta el estallido de la Guerra Civil, que la forzó a exiliarse en América y la acercó a Nueva York, donde actuó en 1941 convirtiéndose en una estrella. Falleció en Bagur, Girona, en 1963.
Lola Flores
De María Dolores Flores Ruiz, nacida en 1923 en Jerez de la Frontera, dijo The New York Times “no canta, no baila, no se la pierdan”. Fue una artista completa: reconocida bailaora, gran cantante y prolífica actriz.
A lo largo de su carrera, triunfó tanto dentro de nuestras fronteras como en América, especialmente en México, y fue muy conocida por hablar con libertad de temas que en la España del momento se consideraban aún tabú, como la violencia de género, las drogas, las relaciones extramatrimoniales o la prostitución.
¿Cómo se llama el traje que usan las bailaoras de flamenco?
El traje por excelencia de las bailaoras flamencas es la bata de cola, un vestido ajustado que termina en una cola de volantes que las bailaoras utilizan para dotar a sus movimientos de una gracia y una magia especiales, cuyo origen se remonta a mediados del siglo XVIII, fabricado en popelín u organza y que puede llegar a pesar hasta 25 kilos, en función del largo de la cola y el número de volantes que la adornen.
¿Cuáles son las características del baile flamenco?
El baile flamenco es una expresión del arte conocida en el mundo entero, por la magia que emana, la expresividad de los artistas y el sentimiento que genera en el público la contemplación del estado de gracia de los cantaores y bailaores que lo llevan a cabo. Hay 3 características inherentes a este arte que deben estar presentes en la actuación:
- Intensidad o, lo que es lo mismo, pasión y fuerza, tanto en los movimientos de quien baila como en la voz de quien canta, acompañados por los sonidos de la guitarra y las palmas. Los espectáculos flamencos son eventos de gran intensidad emocional, tanto para los participantes como para el público que tiene la suerte de contemplarlos.
- Improvisación: el baile flamenco proviene de la calle, de las fiestas entre familiares y amigos que terminaban con una jarana improvisada al calor de las palmas. Los bailaores experimentados son capaces como nadie de alternar la cadencia de movimientos al ritmo de la música con los parones en seco cuando el ritmo lo demanda.
- Expresividad: los movimientos del baile transmiten emociones y sentimientos que es imposible describir sin haberlos presenciado. La conjunción entre música y baile es capaz de expresar más que cualquier palabra, especialmente cuando músicos y bailaores encuentran el duende flamenco.
Si quieres disfrutar de un auténtico espectáculo flamenco, con algunas de las bailaoras con más duende y arte de la actualidad, no dudes en reservar alguno de los pases que Gran Gala Flamenco ofrece en Barcelona todas las semanas en el Teatro Poliorama y el Palau de la Música Catalana.